jueves, 10 de agosto de 2017

Frases celebres

"Si abandono el pan, abandono la vida" Walt Whitman

"Cortar un pan es como abrir los ojos" Emily Dickinson

 "No hablemos de vida mietras neguemos el pan" Thomas Merton

"Y muchas veces vacias la copa en tu afan de llenarla" Friedrich Nietzsche

"Me indigesta mas una mentira que un pepino" Domingo Faustino Sarmiento


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Caravaggio Bacchus

lunes, 6 de marzo de 2017

Te comería a besos


¿Por qué nos queremos "comer" a nuestros hijos?


Mi suegra siempre dice una frase muy conocida y graciosa con respecto a los hijos: "Cuando son chiquitos, son divinos, ¡te los querés comer! Pero después crecen y de grandes, te preguntás: ¡¿por qué no me los habré comido?!".
La verdad es que muchos bebés y niños pequeños entran para mí en la categoría de "morfables". El mío particularmente tiene unos cachetes desproporcionadamente grandes y suavecitos que son una tentación para cualquiera. Si bien está claro que lo hacemos con cariño, son muchas las veces que nos arrebatan las ganas de morder, pellizcar o apretujar a un bebé. Y me quedo tranquila de que no soy la única a la que le pasa: hace unos años salió un estudio de la Universidad de Yale que explica que al parecer, es una respuesta común que se genera en nuestro cerebro frente a un estímulo que nos inspira mucha ternura. Sí, respondemos a la ternura con una especie de agresión controlada.
De hecho, muchas veces reaccionamos de maneras contradictorias frente a emociones fuertes, como cuando lloramos de alegría o nos reímos en momentos de tensión. Y según palabras de la investigadora de Yale, Oriana Aragón, a la revista Psychological Science, esto sucede para ayudar a mantener un equilibrio emocional: "La gente se expresa de maneras contrarias a lo que sienten para intentar recuperar un equilibrio en sus emociones. Suelen producirse estas reacciones ante situaciones que nos sobrepasan de manera positiva, y actuar así nos ayuda a volver a la normalidad emocional de manera más rápida". O sea que si no controláramos así nuestras emociones, ¿qué pasaría? ... Iríamos por la vida ¿descontroladamente felices?

Otra opinión acerca del tema me la dio la psicóloga infantil y orientadora de padres Maritchu Seitún, que destacó que una de las formas de conexión más primitivas que tenemos con el mundo es la boca y explicó: "Los bebés se llevan todo a la boca, por lo que es esperable que ante el tierno amor que despierta un bebé, y ante esa sensación de indefensión y necesidad de cuidados que nos despierta, no me sorprende que se despierte también en nosotros esa forma tan antigua de conectarse y conocer a ese bebé... a través de la boca".
Además, otra justificación para esta conducta nuestra tan extraña de morder a los bebés que encontró Maritchu, es "la tarea adulta de preparar a los bebés para tolerar y procesar estímulos cada vez más intensos y fuertes: morder a un bebé o hacerle cosquillas o tirarlo al aire son ejercitaciones de este tipo. Lo provocan para que vaya perdiendo el miedo, para que vaya tolerando esos estímulos. Es decir que son también ejercicios que tienen un sentido para el fortalecimiento y el desarrollo de la capacidad de regulación del bebé".
¿Quién hubiera dicho? Evidentemente frases tan típicas como "¡Me lo morfo!", "Ese bebé es comestible" o hasta "¡Qué delicia ese gordo!" tienen su basamento científico y psicológico y son expresiones lógicas que equilibran nuestro cerebro. ¡Menos mal! Puedo seguir pellizcando y mordisqueando tranquila los cachetes de mi niño.


Lunes 04 de abril de 2016

domingo, 5 de febrero de 2017

SEXO Y COMIDA

Articulo compartido de "Antropologa de la Luna"
RICA.%20Perspectivas%20desde%20un%20enfoque%20multidisciplinar.pdf

Sexo y comida: ¿y si te como a besos?

 "Las acciones relacionadas con el amor tienen la misma naturaleza que la comida, ya que contribuyen al sostenimiento del cuerpo".  Kamasutra, Mallanaga Vatsyayana S. III d. C.(I, 2)

"El beso es un acto culinario plenamente humano que se comparte. En un beso de 10 segundos se comparten 80 millones de bacterias" cuenta el antropólogo Julián López García.


"Quizá no sea lo más bonito para compartir", explica, "pero está claro que muchas cosas de uno entra en el cuerpo del otro y, mucho antes, la antropología ya decía que en un beso se comparten también valores simbólicos."
"La antropología ha destacado la relación que existe entre los actos de comer y tener relaciones amorosas y sexuales apoyándose en mitos, en rituales y en categorías del lenguaje. En muchas sociedades, la comida, el placer y el sexo están muy estrechamente vinculados. La música sería el tercer elemento para entender la idea de placer: la música frente al ruido, la comida frente al simple alimento, y la sexualidad frente al sexo exclusivamente reproductivo."

Se da una convergencia tan estrecha que se usan con frecuencia como sinónimos, de manera que se habla de apetencia, degustar en ese sentido amoroso sexual y también culinario. "Darse el filete" o "magrearse"... "Echar un polvo" tiene relación con echar levadura en la masa de pan y tiene sentido metafórico: el cuerpo femenino, como la masa, se levanta, se embaraza.


"Está comiendo bien" se dice en argentina, cuando la pareja sexual referida se considera atractiva.

Abundan los ejemplos en otros lugares. Entre los yoruba, por ejemplo, comer y casarse se dicen de la misma manera, a través de un verbo que tiene el significado general de "ganar, adquirir" al igual que el verbo francés "consumir" el matrimonio y la comida. "Enu ko mo mo-je-ri": "la boca no sabe lo que ha comido una vez", dicen sobre la promiscuidad insaciable.

En Sri Lanka, el hecho de que una mujer "haga la comida para un hombre" equivale a afirmar que tienen relaciones sexuales.

En Ghana, según el antropólogo Jack Goody, la palabra "dzi" se usa tanto para comer como para tener relaciones sexuales.

Cuando un aborigen de Australia pregunta "¿utna ilkukabaka?" puede estar preguntando indistintamente "¿ha comido? o "¿ha hecho el amor?" según contexto. Y dicen de una mujer núbil, que no está "madura" o que "está cocida al punto".

En los Andes peruanos, los quechuas dicen de determinados matrimonios que son "chawachan", es decir, "crudos" o "sin cocinar", cuando se han celebrado sin el cortejo o noviazgo previo.

En guaraní, "che ha'u" significa “yo como” y también “yo hago el amor”.

Entre los hua, Nueva Guinea, se da una asociación implícita entre alimentar y tener un encuentro sexual: en ambos casos se dice que uno alimenta al otro, y en ambos casos consiguen transmitir "nu", la esencia vital.

"Las piedras sobre la que se asienta la olla son las nalgas, la marmita es la vagina y el pene el cucharón", escribe Claude Lévi-Strauss sobre algunos pueblos de idioma swahili. "Pasar a alguien por la cacerola", "pasar a alguien por la piedra", dice nuestro lenguaje popular. En Veracruz se dice "echar al plato a alguien". En Francia, "passer à la casserole", pasar por la cazuela a alguien.

"Chao fan" en Taiwan, o freir arroz, para el sexo. Así que si dices "Wo xi huan chao fan" estás diciendo que te gusta el sexo. Para decir que realmente lo que te gusta es el arroz frito, tienes que añadir el "chi" o "comer": "Wo xi huan chi chao fan" (me gusta comer arroz frito).

"Mercimegi firina vermek" poner la lenteja en el horno, turco. 


떡 치기, en Corea, significa golpear a la torta de arroz. Viene del sonido que hace el martillo de madera al hacer pastel de arroz de una manera tradicional.

Para los isleños de Tikopia, se aplican los mismos términos en la sexualidad y en la nutrición. Por ejemplo, cuando se evoca la cópula, se dice que el sexo de la mujer "come" el del hombre.

Entre los Fipas de Tanzania, el sexo está involucrado en el crecimiento y fertilidad de las plantas. La noche antes del día de la boda, marido y mujer tienen sexo. El hombre pasa la noche tocando los genitales de su novia y los suyos. Por la mañana se levanta sin lavarse las manos y pasa a través de un tamiz las semillas con el fin de sembrarlas en su campo. Se sienta con el recipiente entre sus piernas y entra en erección encima de las semillas ordenadas, una sustancia destinada a fomentar el crecimiento de las plantas. Espera que la próxima cosecha sea tan fructífera como su propia fertilidad.

El antropólogo Malinowski contaba que en el archipiélago Trobriand (en Papua, Nueva Guinea) la sexualidad se vivía desde muy temprana edad, pues consideraban que no existía relación entre ésta y los embarazos en las mujeres. Tampoco estaba mal visto tener muchas parejas sexuales antes del matrimonio, aunque sí se consideraba tabú, curiosamente, compartir la comida.

El nyotaimori (japonés 女体盛り, ‘presentación en cuerpo de una mujer’), llamado a veces sushi corporal, es la práctica de comer sashimi o sushi del cuerpo de una mujer, típicamente desnuda. Nantaimori (男体盛り) alude a la misma práctica, pero sobre el cuerpo de un hombre. Esta variante de sitofilia (fetichismo sexual en el que se mezcla el erotismo y la comida) es originalmente una costumbre japonesa.

El viejo cuentista Houndjenoukon Oké, terminó su cuento cantando esta cancioncilla:
 "Segbo-Lisa se hizo leña,
luego, cuando quiso enderezarse,
lo vieron las que tenían pescado, que le preguntaron
cómo se mueven los duros garrotes.
¿Y cómo es posible
que la leña haya quedado sobre el pescado para ahumarlo, eh?"

Cuando Agnès Agboton, cuentacuentos beninesa e investigadora de la narración oral de su país, le escuchó aquel cuento y esta cancioncilla que lo resume, se quedó intrigada. No acababa de entender del todo el significado oculto tras la historia de dos amigas que invitaban a sus compañeros a comer pescado, y una de ellas cantaba esa canción enigmática.

Hasta que por fin dio con la clave:
"Si la leña (convertida en garrote, claro está) es el sexo masculino y el pescado alude al sexo femenino, ¿cómo es posible que la metáfora funcione? ¿Por qué el garrote debe de estar debajo?
No me fue fácil advertir que me las estaba viendo con un choque de arquetipos sociales (¿o sexuales?). En las regiones del golfo de Guinea (e ignoro si en otras partes) se denomina la «posición del misionero» a la cópula efectuada con el hombre sobre la mujer, pero esto se considera entre los honvienu, como el anciano me dio a entender, un modo incompleto de entregarse al sexo, un modo «superficial»: para que el humo penetre bien en el pescado, la leña debe de arder debajo. ¿Pueden entenderlo ahora...? De no ser así, no importa.

—Mi do adjru! ¡Contemos cuentos!
—Adjru uaiii! ¡Los cuentos pasan!*"

Entre los honvienu, un pueblo de la República de Benín, la posición sexual del misionero (hombre arriba, mujer abajo) se considera superficial e incompleta. Dicho de otra manera, según un viejo proverbio de la etnia gun: “Para que el humo penetre bien en el pescado, la leña debe arder debajo”.


 *(El modo en que empiezan siempre los narradores de Benin)

Fuentes:
Claude Lévi-Strauss. "Lo crudo y lo cocido"
Jesús Contreras. "Antropología de la alimentación"
Bronislaw Malinowski. "La vida sexual de los salvajes"
Farb, Peter / Armelagos, George: Anthropo­logie des coutumes alimentaires
http://comeronocomer.es/entrevistas-mitologicas/jesus-contreras-explica-mientras-mastica-un-canelon-tibio-de-centollo-toda
La gourmandise de vivre. David Le Breton.
Claude Fischler. El (h)omnívoro: https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=5&ved=0ahUKEwiW1eLKsMDJAhVCXBoKHTR-D_oQFghDMAQ&url=http%3A%2F%2Fecaths1.s3.amazonaws.com%2Fmetodoscualitativos%2F1263253504.Fischler-Claude-El-H-Omnivoro.pdf&usg=AFQjCNG0UBiG67t_HznQSKaJbIeubg7OAw&sig2=q_x-RmgLY7uc89tBiMHV6A
http://www.lumiere-et-vie.fr/resources/cariboost_files/LV_284_pages_71-79.pdf
http://elcrisoldeciudadreal.es/2014/11/21/64981/sexo-comida-y-amor/
 http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/31909/1/REPENSANDO%20AFRICA.%20Perspectivas%20desde%20un%20enfoque%20multidisciplinar.pdf

domingo, 15 de enero de 2017

El lenguaje del cuerpo


Resultado de imagen para mujer espejo arteLa mirada del otro construye nuestra imagen corporal, como nos vemos tiene que ver con como nos miraron. Yo soy para otro, mi cuerpo es para otro, mi visión es la visión que el otro tiene de mí o que creo que el otro tiene de mí. Mi existencia en el mundo se confirma cuando otro reconoce mi corporalidad, mi presencia. El cuerpo es apertura al mundo y la corporalidad se presenta como lenguaje que se expresa.  El espejo siendo el otro devuelve la falta en el cuerpo y éste se convierte en un objeto a ser manipulado. “Mi cabeza parece ser un jinete y mi cuerpo un caballo. Uso la fusta para dominarlo, controlo que se porte bien o mal”. La disociación  mente-cuerpo genera ansiedad, angustia y aislamiento.

La mueca en el espejo... si mis silencios son incognitas, tus miradas son respuestas.